lunes, 30 de diciembre de 2013

Dimes y diretes de Antonio Jose de Sucre y Simon Rodriguez: Primera Parte

Extraído de la novela de Arturo Uslar Pietri, La Isla de Robinson. 1981

“Chuquisaca 10 de Julio de 1826”
A Su Excelencia el Libertador Presidente
Mi general:

… Entretanto que mañana y pasado le escribo a usted sobre negocios públicos lo haré hoy respecto a Don Samuel. Siento tener que decir a usted cosas desagradables de persona que usted aprecia, y a quien solo por esta consideración he visto con un alto respeto. Don Samuel, como he dicho a usted se ha disgustado porque el Gobierno y el Congreso se mezclan en los negocios de educación y economía, porque dice que usted le ofreció que en esto el tendría independencia absoluta de todos; de manera que el Gobierno sería nada aquí, puesto que él lo comprende todo dentro de sus atribuciones como Director económico. Dije a usted que fue a Cochabamba a planificar los establecimientos de educación y beneficencia; y porque hizo cien desatinos separándose  arbitrariamente de los decretos del Gobierno y se le desaprobó su conducta, pidió su pasaporte. Le dije que no era eso motivo de irse, puesto que los decretos fueron revisados y casi decretados por él antes de publicarse; pero que públicamente era deber del gobierno sostenerlos; contestó que no, que se quería ir. He mandado por tanto que le admitan la renuncia.

Vino luego aquí, y porque de mi orden se había establecido una casa de mendigos se enojó, porque el Gobierno dizque no debía hacer ningún establecimiento de beneficencia sin su consentimiento. En fin, ha hablado de disparates que yo le he tolerado tranquilamente considerando que tiene la cabeza de un francés aturdido. Luego que se resistió a continuar con su encargo le dije que entregara al Coronel O’Connor lo que tenía bajo su dirección respecto a edificios, y por supuesto que no ha dado nada sino el Colegio de San Juan en muy mal estado, después de seis meses que su reparación la tiene a cargo, y el Convento de San Agustín, que yo destiné a huérfanos, medio destruido. Ha hecho diferentes faltas con suma grosería a O’Connor, que las ha aguantado por respecto a usted sus francesadas llegan hasta haber negado a O’Connor venderle unos instrumentos que estaba vendiendo públicamente.

“Había yo encargado a Buenos Aires dos buenos Capitanes de artillería y llegó uno francés: lo fue a visitar y le dijo que no admitiera tal plaza, porque de servir aquí un francés debería hacerlo con muy buen sueldo: que él había renunciado su plaza de Director de estudios y que la pidiera. La simpleza de Don Samuel hasta hablar a Infante con media insolencia porque al tal Capitán se le haga Director.” Mas todavía a fuerza de diligencias mías he conseguido que vengan de Buenos Aires unos veinte artesanos franceses e ingleses, que son carpinteros, herreros y albañiles para trabajar en los edificios del Gobierno en la nueva capital: de ellos cuatro ya están aquí, y Don Samuel ha tenido la gracia de meterles tanto cuento y enredo en la cabeza que ya tratan de irse sin siquiera haber preguntado todavía los artesanos al gobierno las propuestas que se le hacen. De esto deducirá usted que yo tengo mis buenas ganas que Don Samuel se acabe de ir con Dios, sin embargo de que nos ha gastado unos doce a quince mil pesos, con la satisfacción de que no se irá solo no habiendo hecho algo, sino dejándonos en peor estado todo, todo cuánto se puso a su cuidado. Yo lo siento por Ud., pues sé que lo aprecia y que esto le disgustará por cuánto usted lo nombró.

Me han dicho que debe dinero a varias personas de lo que le han suplido para los gastos en los muchachos, mujeres perdidas y holgazanes, que contra las órdenes más expresas mías, reunió en su casa y en la que ha invertido ya doce mil pesos en los seis meses pasados de este año, cuando mis órdenes fueron solo para reunir huérfanos. Le contesté, sin embargo que me trajera su cuenta para que todo se pagara antes de irse, y aunque a mí no me ha repuesto, se que exige que se pague a todo el cobre por él, aunque no tenga cuenta ni documento. ¡Quiere ver usted una tal cabeza! En fin, hace doce días que está en eso y nada presenta; y me dicen que está pidiendo dinero prestado para librarlo contra usted., porque el dizque no debe someterse a presentar cuentas al Gobierno.

“Al describir a usted todas las locuras de este caballero tendría que ser muy largo usted pensará que yo estoy muy enfadado con él y no es así.  Considero a Don Samuel un hombre muy instruido, benéfico cual nadie, desinteresado hasta lo sumo y bueno por carácter y sistema; pero lo considero también con una cabeza alborotada con ideas extravagantes y con incapacidad para desempeñar el puesto que tiene bajo el plan que él dice y que yo no sé cual es; porque diferentes veces le he pedido que me traiga por escrito el sistema que él quiere adoptar para que me sirva de regla y en 8 meses no me lo ha podido presentar…


Antonio José de Sucre”

domingo, 1 de diciembre de 2013

Tiempo #04


El tiempo es la ilusión más real
Vaya a ver usted si lo puede alquilar
Aunque sea por un rato
O un minuto nada más

No espere mucho más
La vida (al parecer) es una línea nada más
Dicen que adelante es ir para allá
Me lo dice mucha gente que sabe de progresar
Y entonces yo pregunto
¿Y dónde diablos están?
Los cronopios que solían protestar
Detrás de un best-seller
O detrás de un Stand